Domingo de Sexagésima - Propio

DOMINGO DE SEXAGÉSIMA

(II clase, morado)

Sin Gloria. Tracto, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad. 

Normas para el tiempo de septugésima:

Se suprimen todos los Aleluya del oficio y de la misa hasta la misa de la noche de Pascua. En la misa del domingo y de las fiestas de los santos se recita o canta el Tracto en su lugar.

En las misas del domingo no se dice Gloria, pero si Credo.

Se sigue diciendo Prefacio de la Trinidad los domingos y en las ferias el común.

En las fiestas se dice Gloria, tracto y prefacio propio o común.

Introito. Ps. 43, 23-26.- ¡Despertad, Señor! ¿Por qué aparentáis dormir? Despertad y no nos rechacéis para siempre. ¿Por qué escondéis vuestro rostro y olvidáis nuestra tribulación? Pegado está nuestro cuerpo a la tierra; despertad, Señor, ayu­dadnos y libradnos. Sal. 43, 2.- Nuestros oídos, Señor, lo oyeron; nuestros padres nos lo contaron. Gloria al Padre...

Introitus. Ps. xliii: 23-26.- Exsúrge, quare obdórmis, Dómine? exsúrge, et ne repéllas in finem: quare fáciem tuam avértis, oblivísceris tribulatiónem nostram? Adhæsit in terra venter noster: exsúrge Dómine, ádjuva nos, et líbera nos. [Ps.  ibid. 2]  Deus, áuribus nostris audívimus; patres nostri annuntiavérunt nobis.  Glória Patri. 


Oración.- Oh Dios, que veis cómo no confiamos en ninguna de nuestras acciones, concedednos propicio que seamos fortaleci­dos por la protección del Doctor de las gen­tes contra toda adversidad. Por N. S. J. C...

Oratio.- Deus, qui cónspicis, quia ex nulla nostra actióne confídimus: concéde propítius; ut contra advérsa ómnia Doctóris géntium protectióne muniámur. Per Dóminum.


Epístola. Cor. 11, 19-33; 12, 1-9.- Hermanos: ¡Qué a gusto soportáis a los tontos, vosotros los listos! Porque aguantáis que esa gente os tiranice, os devore, os explote, os humille, os abofetee. Me refiero a vuestra crítica de que hemos sido débiles. Pero si hay que darse importancia, voy a disparatar y a dármela también yo. ¿Qué son hebreos? También yo. ¿Qué son israelitas? También yo. ¿Qué son descendientes de Abraham? También yo. ¿Qué son siervos de Cristo? Voy a decir un disparate: Mucho más yo. Yo les gano en trabajos, les gano en cárceles, no digamos en palizas, y en muchos peligros de muerte. De los judíos he recibido cinco veces los treinta y nueve azotes de rigor; tres veces me han azotado con varas, una vez me han apedreado. He pade­cido tres naufragios, pasando veinticuatro horas en medio del mar. Siempre de viaje: En peligros de ríos, en peligros de bandoleros, en peligros de mis paisanos, en peligros de los gentiles, peligros de la ciudad, peligros en despoblado, peligros del mar, peligros de falsos hermanos. Trabajo y agotamiento, sin poder dormir muchas veces; con hambre y con sed en ayunos frecuentes, con frío y sin ropa. Además de estas cosas externas, la carga de cada día: la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, sin que yo enferme? ¿Quién cae, sin que a mí me dé fiebre? Si ahora toca presumir, presumiré de mi debilidad. Bien sabe Dios, Padre del Señor Jesús (bendito sea su nombre por siempre), que no miento: En Da­masco, el gobernador del rey Aretas puso guardia en la ciudad para prenderme: metido en un costal me descolgaron por una ventana de la muralla y así escapé de sus manos. ¿Hay que presumir? —aunque sé que no esté bien—, pues paso a las visiones y revelaciones del Señor. Yo sé de un cristiano que hace catorce años —no sabría decir si en el cuerpo o fuera del cuerpo, Dios lo sabe— fue arrebatado hasta el tercer cie­lo. Y puedo decir que este tal —no sabría decir si en el cuerpo o sin él, Dios lo sabe— fue arrebatado al Paraíso y oyó palabras arcanas que un hombre no puede repetir. De éste presumiré; en cuanto a mí, sólo presumiré de mis debilidades. Y si me diera por presumir, no sería disparatar, porque diría la verdad: pero lo dejo, para que nadie me tenga por más de lo que en mí ve y oye. Y por la grandeza de estas revelaciones, para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un emisario de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces le he pedido al Señor verme libre de él y me ha respondido: Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad. Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo.

2 Cor. xi: 19-33; xii: 1-9 Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Corínthios. Fratres: Libénter suffértis insipiéntes: cum sitis ipsi sapiéntes.  Sustinétis enim si quis vos in servitútem rédigit, si quis dévorat, si quis áccipit, si quis extóllitur, si quis in fáciem vos cædit.  Secúndum ignobilitátem dico, quasi nos infírmi fuérimus in hac parte.  In quo quis audet (in insipiéntia dico) áudeo et ego: Hebræi sunt, et ego: Israëlítæ sunt, et ego: Semen Abrahæ sunt, et ego: Minístri Christi sunt, (ut minus sápiens dico) plus ego: in labóribus plúrimis, in carcéribus abundántius, in plagis supra modum, in mórtibus frequénter.  A Judæis quínquies quadragénas, una minus, accépi. Ter virgis cæsus sum, semel lapidátus sum, ter naufrágium feci, nocte et die in profúndo maris fui, in itinéribus sæpe, perículis flúminum, perículis latrónum, perículis ex génere, perículis ex géntibus, perículis in civitáte, perículis in solitúdine, perículis in mari, perículis in falsis frátribus: in labóre, et ærúmna, in vigíliis multis, in fame et siti, in jejúniis multis, in frígore et nuditáte, præter illa, quæ extrínsecus sunt, instántia mea quotidiána, sollicitúdo ómnium Ecclesiárum.  Quis infirmátur, et ego non infírmor? quis scandalizátur, et ego non uror?  Si gloriári opórtet: quæ infirmitátis meæ sunt, gloriábor.  Deus et Pater Dómini nostri Jesu Christi, qui est benedíctus in sæcula, scit quod non méntior.  Damásci præpósitus gentis Arétæ regis, custodiébat civitátem Damascenórum, ut me comprehénderet: et per fenéstram in sporta dimíssus sum per murum, et sic effúgi manus ejus.  Si gloriári opórtet (non éxpedit quidem): véniam autem ad visiónes, et revelatiónes Dómini.  Scio hóminem in Christo ante annos quatuórdecim, sive in córpore néscio, sive extra corpus néscio, Deus scit, raptum hujúsmodi usque ad tértium cælum.  Et scio hujúsmodi hóminem, sive in córpore, sive extra corpus néscio, Deus scit: quóniam raptus est in paradísum: et audívit arcána verba, quæ non licet hómini loqui.  Pro hujúsmodi gloriábor, pro me autem nihil gloriábor nisi in infirmitátibus meis.  Nam, et si volúero gloriári, non ero insípiens: veritátem enim dicam: parco autem, ne quis me exístimet supra id, quod videt in me, aut áliquid audit ex me.  Et ne magnitúdo revelatiónum extóllat me, datus est mihi stímulus carnis meæ ángelus Sátanæ, qui me colaphízet.  Propter quod ter Dóminum rogávi ut discéderet a me: et dixit mihi: Súfficit tibi grátia mea: nam virtus in infirmitáte perfícitur.  Libénter ígitur gloriábor in infirmitátibus meis, ut inhábitet in me virtus Christi.


Gradual. Sal. 82, 19 y 14.- Reconozcan los gentiles que tú, Señor, eres el único excelso en toda la tierra. V. Dios mío, hazlos ho­jarasca, vilanos frente al vendaval.

Graduale. Ps. lxxxii: 19, 14.- Sciant gentes, quóniam nomen tibi Deus: tu solus Altíssimus super omnem terram.  V.  Deus meus, pone illos ut rotam: et sicut stípulam ante fáciem venti.


Tracto. Sal. 59, 4 y 6.- Señor, has sacudido la tierra, y la has hendido: V. Sana sus quiebras, que se ha estremecido. V. Que puedan huir de los arcos, y se salven tus escogidos.

Tractus. Ps. lix:. 4, 6.- Commovísti, Dómine, terram, et conturbásti eam.  V.  Sana contritiónes ejus, quia mota est. V.   Ut fúgiant a fácie arcus: ut liberéntur elécti tui.


Evangelio. Luc. 8, 4-15.- En aquel tiempo se reunía mucha gente en torno a Jesús y al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros del cielo se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, y al crecer se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena, y al crecer dio fruto al ciento por uno. Dicho esto, exclamó: El que tenga oídos para oír, que oiga. Entonces le preguntaron sus discípulos: ¿Qué significa esta parábola? Y Él les respondió: A vosotros se os ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es éste: La semilla es la Palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la Palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por el momento creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre las zarzas son los que escuchan, pero con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran. Lo de la tierra buena son los que con un corazón noble y bueno escuchan la Palabra, la guardan y perseveran hasta dar fruto.

Luc. viii: 4-15 + Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam. In illo témpore: Cum turba plúrima convenírent, et de civitátibus properárent ad Jesum, dixit per similitúdinem: «Exiit, qui séminat, semináre semen suum: et dum séminat, áliud cécidit secus viam, et conculcátum est, et vólucres cæli comedérunt illud. Et áliud cécidit supra petram: et natum áruit, quia non habébat humórem. Et áliud cécidit inter spinas, et simul exórtæ spinæ suffocavérunt illud. Et áliud cécidit in terram bonam: et ortum fecit fructum céntuplum.» Hæc dicens clamábat: «Qui habet aures audiéndi, áudiat.» Interrogábant autem eum discípuli ejus; quæ esset hæc parábola. Quibus ipse dixit: «Vobis datum est nosse mystérium regni Dei, céteris autem in parábolis: ut vidéntes non vídeant, et audiéntes non intélligant. Est autem hæc parábola: Semen est verbum Dei. Qui autem secus viam, hi sunt qui áudiunt: deínde venit diábolus, et tollit verbum de corde eórum, ne credéntes salvi fiant. Nam qui supra petram: qui cum audíerint, cum gáudio suscípiunt verbum: et hi radíces non habent: qui ad tempus credunt, et in témpore tentatiónis recédunt. Quod autem in spinas cécidit: hi sunt, qui audiérunt, et a sollicitudínibus, et divítiis, et voluptátibus vitæ eúntes, suffocántur, et non réferunt fructum. Quod autem in bonam terram: hi sunt, qui in corde bono, et óptimo audiéntes verbum rétinent, et fructum áfferunt in patiéntia.». Credo.


Ofertorio. Ps.16,5,6-7.- Asegurad mis pasos en vuestras sendas, para que no resbalen mis pies; inclinad vuestros oídos y escuchad mis palabras. Ostentad vuestra magnífica piedad, oh Señor, que salváis a los que esperan en Vos.

Offertorium. Ps. xvi: 5, 6-7.- Pérfice gressus meos in sémitis tuis, ut non moveántur vestígia mea: inclína aurem tuam, et exáudi verba mea; mirífica misericórdias tuas, qui salvos facis sperántes in te, Dómine.


Secreta.- El sacrificio, Señor, que os ofrecemos, nos vivifique siempre y nos defienda. Por nuestro Señor Jesucristo...

Secreta.- Oblátum tibi Dómine sacrifícium, vivíficet nos semper, et múniat. Per Dóminum.


Prefacio de la Santísima Trinidad. Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios Todopoderoso y eterno: Que con tu Único Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor; no una sola persona, sino tres Personas en una sola naturaleza. Y lo que creemos de tu gloria, porque Tú lo revelaste, lo afirmamos también de tu Hijo, y también del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De modo que al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos tres Personas distintas, de única naturaleza e iguales en su dignidad; A quien alaban los Ángeles y los Arcángeles y todos los coros celestiales, que no cesan de aclamare con una sola voz: Santo

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:


Comunión. Ps. 42, 4.- Me llegaré al altar de Dios, que llena de alegría mi juventud.

Communio. Ps. xlii: 4.- Introíbo ad altáre Dei, ad Deum qui lætíficat juventútem meam.


Poscomunión. - Humildemente os suplica­mos, Dios Todopoderoso, que, pues nos ali­mentáis con vuestros Sacramentos nos con­cedáis serviros dignamente con costumbres agradables a Vos. Por N. S. J. C...

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